Foto-ensayo por: Andrea Guzmán y Jorge Vargas
Comerciantes que no han querido ni podido encontrar un lugar donde establecerse.
Hasta el día de hoy en el Departamento de control de licencias y expedición del Ayuntamiento del municipio Colima se tienen registradas 7810 licencias y 315 permisos provisionales. Esto significa que en Colima existen por lo menos 8125 comercios en función.
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Al igual que Nicolás, Daniel paga $7.50 por día que trabaja en la vía pública, tarifa que, a juicio del propio Daniel no afecta su economía, pues por 30 litros que vende al día, su ganancia es de $700 aproximadamente.
Según cuenta, ahora su hijo, Hugo Fierros, sigue sus pasos. Relata que cada día al amanecer, padre e hijo se levantan y se visten de tuberos, se disfrazan de vendedores y deambulan para buscar la sombrita, y he ahí en las calles el dilema, pues la competencia es dura, “un tubero en cada esquina”, dice Daniel,“pero por amor al arte, hay que seguirle”.
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La vida como tubero de Daniel Fierros comienza hace 32 años cuando este se encontraba desempleado. Empezó como algo temporal, pero después de unos meses de practicarlo se dio cuenta que realmente le gustaba.
Daniel realiza el trabajo de manera completa e independiente. Se despierta desde muy temprano, cuando el sol evapora el rocío de las palmeras, dice él que es el mejor momento para castrar la palmera, que es el término con el que se le conoce al corte de cocos.
Para extraer 20 litros de tuba natural se castran alrededor de 10 palmeras, después de la extracción se pica manzana, fresa y mango y se mezcla con la bebida y el hielo para finalmente servirse.
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La señora Cecilia se dedica a vender tejuino y raspado desde su juventud. Aunque al principio lo hacía para ayudar a sus padres, actualmente lo hace para solventar sus necesidades económicas y mantener la tradición de su familia. No tiene un lugar exacto para vender su producto, está en contacto movimiento, pero aunque no tiene un lugar establecido, la señora Cecilia necesita licencia para vender.
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El señor Ignacio, se dedica al comercio de fruta de temporada en el crucero de Avenida Tecnológico. Actualmente vende plátanos y semillas de girasol. Las personas que se dedican a comerciar productos en las calles necesitan también una licencia porque sino pueden ser acreedores a una multa y aser despojados de la mercancía.
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Hoy, como cada día desde hace 30 años, Nicolás se levantó a empaquetar el producto a las 6 de la mañana. Después lo transporta al Jardín en su camioneta, donde llega a las 7 de la mañana en punto para empezar a poner el puesto y comenzar la venta del día.
Aproximadamente el 5% de la venta diaria de cada producto que elabora le pertenece, el resto se lo queda su jefe. Aunque con eso, dice, le alcanza para pagar los $400 al mes que le cuesta el permiso de piso en el Ayuntamiento.
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Nicolás Hernández es comerciante de temporada; hoy vende lábaros patrios y adornitos tricolor y en diciembre, árboles navideños. El lugar que ocupa su puesto cada año es elegido según la ausencia del sol. Nico es del estado de México, su acento lo delata mientras hablamos. Varias veces al año emprende un camino largo hacia Colima y a su familia, también del estado de México, le es imposible acompañarlo.
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